miércoles, 24 de diciembre de 2008

feliz navidad

Aquí os dejo con una versión un tanto peculiar de mi canción navideña preferida.

¡A pasarlo bien!

domingo, 21 de diciembre de 2008

Dafnia y Gambusia


La dafnia (foto) es un pequeñísimo crustáceo que se suele utilizar como alimento para peces.

La gambusia es un pececillo pequeño y bastante poco llamativo usualmente utilizado para el control biológico de los mosquitos, porque le gusta comerse sus larvas (que son chulísimas, por cierto).

Ambas se utilizan para medir el grado de contaminación de las aguas. También tienen en común que las dos -al menos para mí- tienen un nombre precioso. Y si los juntas, más aún:

Dafnia y Gambusia.

A lo mejor, si tengo dos hijas, las llamo así.

Aunque lo de tener hijas (o hijos) por ahora lo veo un poco difícil, o, cuanto menos, lejano.

Estoy pensando que voy a llamar Dafnia y Gambusia a mis dos opiliones del techo del salón. Opilionas, desde hoy.

Qué buena idea.

El opilión (también conocido como "tu amiga la araña patilarga" según María, por una vez que la convencí para que no matase a uno que tenía en el techo de su habitación, pero que luego tuvo la malísima idea de pasearse por su cara mientras ella intentaba dormir) es el animal más fácil de dibujar del mundo: un punto gordo del que salen ocho rayas en distintas direcciones. Ya está. Es la simplicidad hecha bicho.

Hala, os dejo, voy a ver por qué parte del salón andan mis niñas.


domingo, 14 de diciembre de 2008

el frío y la energía


No me gusta mucho el invierno.

No me gusta ir con mil capas como el del dibujo de Forges, no me gusta que se me enfríe la nariz, no me gusta que se me hielen las manos al tender por la ventana y sobre todo, no me gusta que los días sean tan cortos.


El peor día del año para mí, sin ninguna duda, es en el que cambian la hora y perdemos una hora de luz.

Jamás he entendido a la gente que es feliz porque esa noche se duerme (o se sale de pingo) una hora más. ¿Contentos porque tienen una hora de más a cambio de tropecientas menos de sol los meses siguientes? Pues menudo negocio.


Año tras año (y ya van treinta, no es por nada) he ido comprobando cómo mi energía es proporcional al número de horas de sol a las que estoy expuesta.

Se me ocurren dos teorías al respecto:

1. De pequeña me injertaron genes de planta. De ahí me vendría la vocación jardinera, y explicaría también por qué después de unos días sin sol me pongo un poco tristona.

2. De pequeña me injertaron pequeñas placas solares en la cabeza. Sin sol, por lo tanto, no funciono bien.

No me convence ninguna de las dos, y tampoco sé por qué me empeño en que la respuesta está en que me han injertado algo de pequeña.


Cuando los días son más largos y hace más calorcete, me encanta dar paseos sola por Madrid y perderme. Eso con mi orientación lo tengo completamente garantizado. Pasear durante mucho tiempo y descubrir sitios agradables que voy apuntando mentalmente para volver otro día, aunque como a veces no sé cómo he llegado hasta allí, no vuelvo a encontrarlos más, es una pena.


En cambio en invierno, con el frío y esos días microscópicos, si una tarde no tengo nada que hacer, el paseo se convierte en algo prácticamente obligado, porque si me quedo en casa, aproximadamente a las 7 empiezan a venirme las ganas de cenar y a las 8 quiero irme a dormir. Y lo peor es que si lo hago me duermo al instante. Después, al día siguiente y tras cien horas de sueño, tengo remordimientos porque no he aprovechado esa tarde libre, con la de cosas que se pueden hacer.


Pero bueno, ya no queda nada para que los días empiecen a hacerse un poco más largos y entonces...

Ahí lo dejo, que no quiero sonar amenazante.


jueves, 11 de diciembre de 2008

frena


Supongo que habréis oído hablar de la "slow life", porque ahora está muy de moda.
Surgió a mediados de los 80, en principio como movimiento contrario a los restaurantes de comida rápida, pero ese concepto fue ampliándose y ahora implica toda una filosofía de vida.
Habla de la necesidad de llevar una vida más pausada, más centrada en disfrutar los momentos agradables: aprender a comer despacio disfrutando de los sabores, obligarte a reservar tiempo para hacer las cosas que te gustan, no llenar tu agenda con miles de actividades que al final solo consiguen estresarte..
En fin, reorganizar tu tiempo y hacer lo que tengas que hacer, pero básandote más en la calidad que en la cantidad.

Me parece interesante.
Simple, pero difícil de conseguir.

Ya lo decía J.B. Lenoir en esta preciosa canción (aunque con otra intención, me temo):

lunes, 8 de diciembre de 2008

breve crónica de una noche de sábado

La otra noche, mientras nos resguardábamos de la lluvia en un bar, surgió una discusión muy entretenida que nos tuvo liadas hasta las tantas.

Voy a intentar resumirla.

Todo empezó con un comentario de Alicia:

- Pues yo estoy super enganchada al programa de "Hombres y mujeres y viceversa".


- ¿Ese donde varias chicas quedan con un tío y gana la que se lo liga?

- Sí. O al revés.

- Yo lo ví un día: una chica se arrodilló delante del que le molaba y se puso a cantar. Fue horroroso, porque además cantaba como un perro, y al final hasta lloró de la emoción Yo lo pasé fatal viéndola.

- ¡Yo también lo ví! ¡Fue genial! Hacía tiempo que no me reía tanto.

- Pues a mí me ponen nerviosa esos programas, esa gente me da demasiada vergüenza ajena, me da pena.

- ¡Pero si ellos están tan contentos de estar ahí! Es como los que van a Gran Hermano. No te tienen que dar pena, te tienes que reír de ellos y ya está. Esa gente es feliz simplemente por salir en la tele.

- Pero si una persona sabe que está haciendo el ridículo y aún así no le importa, es que no está bien de la cabeza, y entonces es cruel reírse de ella.

- Ya, pero muchas veces sí que saben que lo están haciendo y no les importa.

- Entonces es que están peor aún. Ahí incluso es más cruel reírse.

- Yo creo que no; si a ellos les da igual, si están ahí voluntariamente, se arriesgan a que la gente se ría de ellos.

- Pues a mí me sigue pareciendo mal; en esos programas se aprovechan de gente que, claremente, tiene una deficiencia, y..

- (risas, abucheos, insultos)

- ... deficiencia pero no mental (o no solo mental), digo deficiencia pero porque no llegan a un mínimo de amor propio, de dignidad, de vergüenza. Deficiencia entendida como carencia de todo eso.

- Yo no creo que sea gente especial; de hecho, creo que esa gente representa bastante bien a la gente de la calle. Por eso tienen tanto éxito ese tipo de programas.

- ¿De verdad crees eso?

- Fijo. Gente así hay a porrones. Mucha más de la que te imaginas.

- Dios mío. Otra caña.

De ahí pasamos a hablar de los hijos de los famosos y de su también extraña percepción de la realidad; de cuando Rociíto fue modelo, de si Paquirrín en algún momento de su vida se ha planteado por qué se le acercan las chicas en vez de salir pitando, etc etc, y la cosa terminó intentando crear una definición común de la palabra deficiencia y brindando alegremente por Carmen Sevilla.



viernes, 5 de diciembre de 2008

the guerrilla gardening


¿Habéis oído hablar de ella?

Está formada por gente que, poniéndose en contacto por internet, busca rincones especialmente descuidados de su ciudad y, armada con palas y azadas, se reúne para transformarlos en pequeños jardines llenos de plantas.

Lo emocionante de las acciones de estos grupos es que lo hacen por la noche, cuando nadie les ve, lo que da a sus intervenciones un toque de vandalismo (jardinero) muy emocionante, al menos para mí.

Claro que de vandalismo no tiene nada; es más bien una forma muy creativa de denunciar la mala gestión de ciertos lugares públicos, y también -y sobre todo- de transformar a tu forma la ciudad para convertirla en un sitio más agradable

Estas "guerrillas" son ya muy conocidas en Nueva York y Londres, y en apenas 4 años se han ido extendiendo por el resto del mundo.

Ésta es la página oficial.

Y aquí puedes ponerte en contacto con quienes ya lo están haciendo por Madrid; por supuesto, está abierto a quien quiera apuntarse.

Y ahora, un vídeo para ver cómo actúan:




¿No es un buen plan para un sábado? ¿Eh? ¿Eh?