miércoles, 12 de noviembre de 2008

¡es la guerra!


Vosotros, queridos lectores*, ya sabéis que a veces, tras situaciones que mi cuerpo juzga como estresantes, mi delicado cutis se transforma en una especie de campo de batalla lleno de rojeces, ronchones y descamaciones varias.

Una vez fui al dermatólogo de la Seguridad Social. Tras una espera de más de tres meses y una consulta de menos de un minuto, su diagnóstico fue que tenía la piel clara y sensible, y los ojos claros.

- Hola. Mira, tengo la piel cada vez más delicada y todas las cremas me hacen reacción.
- Eso es porque tienes la piel clara y sensible. Y los ojos claros.
- Ah. Ya.
- Deberías echarte protección solar antes de salir de casa.
- Pero es que no puedo, todas las cremas me hacen reacción.
- Ya, pero eso es porque tienes la piel clara y sensible. Y los ojos claros.
- Ah. Ya.
- Deberías echarte pretección solar antes de salir de casa.
- ...

Y después me dio varias cajitas de medicamentos.

- ¡Mira qué suerte tienes, que me acaban de traer muestras gratis! Son complementos, ya verás qué bien te van a ir.

Las guardé sin mirar.
Ya en la calle, las saqué fuera.
Eran para la caspa.

Senti cómo me brotaban ronchones, de la ira.

Hoy he ido por primera vez a un médico naturópata-homeópata (¡gracias, Fer!), para ver si las terapias alternativas pueden hacer algo con este cutis de princesita delicada (o de mierda) que tengo.

Llamadme repelentilla, creída o lo que queráis, pero la verdad es que estoy acostumbrada a que la gente diga cosas bonitas de mis ojos. Yo después doy las gracias, o a veces, si me pongo nerviosa porque por lo que sea me da corte, respondo tonterías como "pues tengo dos" (no me preguntéis por qué, pero a veces lo he dicho).

El caso es que este hombre, tras examinarme un ojo detenidamente con una lupa, en vez de decir "ay que ver qué ojo más bonito" me ha soltado del tirón que tengo mal el oído, mucho estrés, gases acumulados, problemas de articulación en las rodillas, y una pierna un poco más larga que la otra.

Cosas todas ciertas, dicho sea de paso, excepto lo de los gases, que ni lo confirmo ni lo desmiento.

Después de todo lo que le ha sugerido solamente mi ojo derecho, le he contestado en un susurro, automáticamente:

- Gracias...

Cualquiera le dice a este " pues tengo dos".

Independientemente de eso, estoy contenta, el señor me ha gustado, y creo que va a funcionar.
Mañana empiezo el tratamiento.
¡Es la guerra!
Id despidiéndoos de mis rojeces.


*queridos lectores: los cuatro -exactamente, jaja- que me leéis.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Jijijijij Ro, si le llegas a decir que tienes dos, tendrías el doble de dolencias!

Me reafirmo, esto es el principio del fin. Adios rojeces, hola cutis maravilloso ^^

(Evita)

Anónimo dijo...

MISSIS DOMINGUAIEZ!!!
VA A ESTAR USTED MAS ELEGANTE Q NUNCA SIN SUS ROJECES..
SI ES Q A LA FRANCESITA Q ALOJO USTED EN SU CASA LA TENIAMOS Q HABER MANDADO A MARTE CON LA NASA.. AH!! Y CON SUS MUEBLES Q TANTAS ROJECES TE HAN PROVOCADO..
NATA( LA DEL GRIEGO)

Anónimo dijo...

Jaja, Nata, por favor, no hace falta que digas que eres la del griego, llevo días intentando borrar ciertas imágenes de mi cabeza y ahora hala, ¡todo mi trabajo al garete!

De hecho, cuando entré al restaurante creo que no tenía la piel tan mal; al final ni estrés ni leches, la causa va a ser el impacto que me causó el... los... mmhh.. bueno, ¡ESO que hicieron allí!

¡Pero -imágenes terribles aparte- estoy tan contenta! Sin mis rojeces voy a estar taaaaaaaaan guapa... ;)

ro.

Rubiales dijo...

Lo que tienes que hacer es tomarte de una vez las hierbas del Dr Ho, leches...

Unknown dijo...

JAJAJAJAJAAJAJ!!!
Tía, igual es que tu problema de cutis es porque tienes caspa, tú tb hija, qué desconfiada eres.