martes, 27 de enero de 2009

ocho dedos


Django Reinhardt:
De familia gitana, de pequeño tocaba el banjo y su padre el violín, mientras un oso y una cabra bailaban al compás.
Debido a un incendio en su caravana, a los 18 años perdió la movilidad de dos dedos de su mano izquierda. No sabía ni leer, ni escribir, ni solfeo, claro. Recuperándose en el hospital, cambió el banjo por la guitarra, y no se le dio mal.

(¿Si me hubiese pasado algo así a mí ahora sería una virtuosa del violoncello?
La duda me mata.)



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oyes maja, no te menosprecies. Que no todo el mundo es capaz de hacer la versión 2.0 del Ave María en piano en una iglesia de Castilla (Zamora para más señas). Qué valiente.

Eso sí que es talento... ;-D

ro dijo...

¿Hace cuántos años de eso?
¿16? ¿17?
Jolines con la memoria familiar.

(Pero qué emotivo fue, ¿verdad?)