lunes, 25 de mayo de 2009

el concierto de andrew bird


Allí estaba él, con su violín, su guitarra y un metalófono. Ni batería ni bajo, para qué.
Empezó a tocar una pequeña melodía con el violín, la grabó, y la fue superponiendo una tras otra nuevas melodías, creando un ambiente mágico, rellenando los silencios con pizzicatos, silbidos, y ruiditos variados, algo así como un puzle musical. Y entonces empezó a cantar.
El público mientras, callado como un muerto, con la boca abierta, intentando digerir que toda esa música que le rodeaba la acababa de sacar de la nada, en apenas un minuto, ese chico desgarbado del escenario.


el retorno

Perdonen ustedes, mis miles de lectores diarios, esta desidia bloguera.
Han sido unos meses intensos, estos.
¿Novedades de curro? Pues no, sigo buscando. (Y desesperando un poco, la verdad).

miércoles, 25 de marzo de 2009

el cambio



Menos mal.
El domingo vuelve a ganar el sentido común: cambian la hora de nuevo.
El día (el sol, la luz) para hacer cosas, la noche (la luna, la oscuridad) para dormir.
Hombre ya.

viernes, 13 de marzo de 2009

las risas de valentina

Esto es lo que hace Valentina cuando su tía le da besos ruidosos a distancia
(bueno, su tía o cualquiera, que por ahora no diferencia mucho).



PD: Misqueridosdoslectoresoasí, siento tener esto tan abandonado últimamente. Volveré, lo prometo.

lunes, 23 de febrero de 2009

mujeres



Oooohh...
No sé qué me gusta más, si las imágenes, o el sonido del violoncello de Yo-Yo Ma tocando a Bach..

lunes, 16 de febrero de 2009

fin de semana


Este fin de semana me ha encantado: ha sido de esos -tan escasos- en los que una situación inesperada da lugar a otra, y esa a otra, y así sucesivamente, y no sabes ni cómo ni cuándo va a acabar, pero como todo lo que pasa es tan bueno, y tan natural, y tan fácil, te dejas llevar.

El siguiente promete, también, entre otras cosas porque empieza con el concierto de The Muffs el viernes.
¡Vuelta a la adolescencia!
(Por cierto, hoy me han echado 22 añitos; visto así, ni siquiera tengo que retroceder tanto).


martes, 10 de febrero de 2009

en la calle 24


En la calle-lle
veinticuatro-tro
ha habido-do-do
un asesinato-to
una vieja-ja
mató un gato-to
con la punta-ta
de un zapato-to
pobre vieja-ja
pobre gato-to
pobre punta-ta
del zapato-to

La vieja asesina de la canción puede respirar tranquila, tiene suerte de vivir en España: el gobierno, sin dar explicaciones, ha decidido recular y pasarse por el forro la ley de protección animal, pese a que estaba dentro de su programa electoral. Ha preferido lavarse las manos y decir que es competencia de las comunidades, así que si quieres meterle un petardo en el culo a tu perro, por ejemplo, vete mejor a Navarra, que si te pillan, es donde menos multa ponen.
Yo me pregunto: ¿una muerte, o una tortura, o una violación, es menos muerte o turtura o violación en Navarra que en Albacete?
Bueno, pues parece ser que en este país, si hablamos de animales, si.

supervivencia


El otro día me reí mucho cuando Fer y Eva me dijeron que algo muy típico mío es que, cuando quiero decir algo malo de alguien, siempre empiezo con un "no es mala persona, pero.." o "no es que me caiga mal, pero.." o "no es que sea idiota, pero..." y luego lo suelto. BOOOM.

Pues eso. Tengo una compañera en el curso que no es ni mala, ni idiota, ni me cae mal, pero... habla demasiado.
No, no está quedando claro: habla DEMASIADO.
Es algo exagerado.

Cuando te cuenta algo, empieza bien, pero en el punto en el que cualquier otra persona daría por finalizada su exposición, ella sigue, y repite lo que acaba de decir pero añadiendo ligeras variaciones, y como al rato se da cuenta de que se está repitiendo, empieza a salirse del tema y a divagar, y tú mientras eres consciente de que no sabe exactamente de lo que está hablando, de que el problema es que su boca va mucho más rápido que su cerebro, pero ella ya ha entrado en una espiral sin fin de explicaciones obvias y generalidades, y tú lo pasas mal porque te da la impresión de que si no la interrumpes no parará jamás, pero si la interrumpes probablemente use ese hueco para coger más aire y seguir y seguir y seguir.

Es la persona más agotadora que he conocido nunca.

El otro día, en el descanso, les dijo a los demás:
- Qué calladita es Rocío, ¿eh?
Y yo la sonreí (antes muerta que contestarle una pregunta no-imprescindible), bajé la mirada a mi libro, y pensé:
- Solo contigo. Llámalo supervivencia.


lunes, 9 de febrero de 2009

valentina con un mes

asociación de ideas


El acceso a la estación de tren donde voy al curso funciona fatal, y lo normal es tener que meter varias veces el billete hasta que se te abren las puertas.

El viernes, una chica y yo entramos a la vez, ella por unas, y yo por las de al lado. La máquina engulló nuestros respectivos billetes y, tras unos segundos de análisis infructuosos y de ruiditos, los escupió.
- Jo
Segundo intento. Nada.
- Joooe
Tercero. Nada.
- Jooooooe
Cuarto. Nada
- Joooooodddddmmhhh

A la chica de la lado le estaba pasando exactamente lo mismo, pero ella no hizo ningún ruido raro como yo. Ella dijo claramente:
- Puto Zapatero.

¿Puto Zapatero? Yo la miré una micra de segundo, probablemente con cara de loca, intentando en vano encontrar alguna relación entre Zapatero y los accesos estropeados a Renfe.
Y me entró curiosidad, pero sinceramente, no tanta como para preguntarle.

No hizo falta. A la quinta por fin me funcionó el billete, y a ella no. Mis puertas se abrieron y la dejé atrás, atascada, hablando sola, diciendo entre dientes:
- Puto Zapatero: deja entrar a miles de inmigrantes que luego nos quitan el trabajo, y yo, que soy española, no puedo ni entrar a la estación.

La asociación de ideas era tan absurda y tan sin sentido que me podía haber dado por reír.
Pero lo que me dio fue miedo. Y mucho.



viernes, 6 de febrero de 2009

unicornio unicejo


Hay palabras que nunca entiendes por mucho que lo intentes, por lo que decides dejar de razonarlas; total, de qué sirve.


Que conste que copio y pego del Diccionario de la Lengua Española:

- unipersonal.

(Del lat. unus, uno solo, y persōna, persona).

1. adj. Que consta de una sola persona.

- unicelular.

1. adj. Que consta de una sola célula.

- unidireccional.

1. adj. De una sola dirección.


Así podríamos seguir un buen rato, ¿verdad?

Pues bien, aquí va la palabra que yo no he comprendido jamás y me ha hecho resoplar resignadamente cada vez que he pasado por delante de ciertas peluquerías:

- unisex.

1. adj. Que es adecuado o está destinado tanto para los hombres como para las mujeres.



En fin, misterios del castellano, supongo.


jueves, 5 de febrero de 2009

solo pienso en mí

Havalina tocan esta noche.
Voy a ir, hombre.

sábado, 31 de enero de 2009

los soldados cabezones

Es apasionante el mundo de las termitas.

Las soldado (dibujo) tienen una cabeza tan desproporcionada con unas mandíbulas tan grandes, que son incapaces incluso de comer por sí mismas, por lo que tienen que ser alimentadas por las obreras.
La madera estropeada por termitas aparentemente está bien (no como la atacada por carcoma, con agujeritos a la vista), pero en realidad está hueca y en cuanto la tocas se hunde; solo dejan una lámina externa de más o menos un milímetro de grosor, lo suficiente para protegerse de la luz, ya que son fotofóbicas.
Si se te ocurre hacer un agujerito en esa madera, por ejemplo con un boli, aparecerán de repente un montón de soldados que, uniendo sus cabezones, taparán el agujero para que no entre la luz. Y detrás llegarán las obreras para reparar el daño que has hecho, taponando la abertura con una mezcla de excrementos y serrín.


martes, 27 de enero de 2009

ocho dedos


Django Reinhardt:
De familia gitana, de pequeño tocaba el banjo y su padre el violín, mientras un oso y una cabra bailaban al compás.
Debido a un incendio en su caravana, a los 18 años perdió la movilidad de dos dedos de su mano izquierda. No sabía ni leer, ni escribir, ni solfeo, claro. Recuperándose en el hospital, cambió el banjo por la guitarra, y no se le dio mal.

(¿Si me hubiese pasado algo así a mí ahora sería una virtuosa del violoncello?
La duda me mata.)



lunes, 26 de enero de 2009

¡lagarta peluda!


Como insulto es genial.
- Menuda lagarta peluda estás tú hecha.
La imagen de un lagarto melenudo es tremenda.
A lo mejor me equivoco, pero juraría que nunca me han llamado ni lagarta, ni peluda, ni lagarta peluda.
(A la cara, quiero decir).
Hoy en mi curso he aprendido, entre otras miles de cosas (¿me estará creciendo la cabeza de tanto conocimiento, Señor?), que la lagarta peluda es una oruga que hace estragos sobre todo en las encinas (foto).

Su nombre científico es Lymantria dispar (dispar, porque ya de adulta, la polilla hembra es blanca, y la macho marrón oscuro).

Ahí queda eso.



domingo, 25 de enero de 2009

la sobrina engañada


Hace poco, esperando el metro, se me puso al lado un hombre mayor cargado con bolsas. Olía muy fuerte, a ropa sin lavar sobre hombre también sin lavar.
Cuando llegó el tren, él se intentó meter en el vagón que paró delante, atiborrado de gente, y yo me fui al de al lado, que estaba algo más vacío.
Como ví que el pobre hombre intentaba hacerse hueco y no lo conseguía ni de frente ni de perfil, asomé la cabecilla por entre las puertas de mi relativamente espacioso vagón y le dije:
-Aquí hay más sitio.
Y el señor vino a mi vagón, todo sonrisas.

Y todo olor.

¿Por qué se lo he dicho? -Pensé- Bueno, total, es solo una parada.
Poco a poco, sus efluvios inundaban el vagón, que no estaba tan desocupado, por cierto.
¿Por qué se lo ha dicho? -Sé que pensaban mis compañeros de vagón, lanzándome miradas de odio-.

- Muchas gracias. - Me dijo - Bsbsbsbsbsbsbsbs
O algo así.
- ¿Qué?
- Bsbsbsbsbsbsbsbsbs
Eso es lo que yo le oía, al menos. Porque hablaba bajísimo.
- ¿Cómo?

Nada, ni caso. No parecía que le importase mucho que le oyese o no, pero estaba claro que necesitaba hablar: dejó las bolsas en el suelo, para poder gesticular mejor, y empezó a contarme una historia.
Era un hombre curioso, este.
No debía de haber sido feo, de joven.
Tenía unos ojos muy expresivos.
Y se le veía educado.
¿Qué le habría llevado a esa situación?
¿Dormiría en la calle?
¿Qué llevaría en esas bolsas?
¿Estaría casado? ¿Tendría hijos? Y si sí, ¿se avergonzarían de él?
¿Cuándo sería la última vez que se lavó?
Todas estas cosas pensaba mientras él me contaba vaya usted a saber qué.
Al principio de verdad que hice esfuerzos por enterarme, pero enseguida ví que era imposible. Además, si me acercaba para oírle mejor, el olor se hacía insoportable.

Así que cuando terminaba una frase y me miraba, yo le contestaba, educada y aleatoriamente, cualquiera de estas tres opciones:
a) ahá.
b) si, si
c) claro
Solo variaba cuando él negaba con la cabeza, momento en el que yo contestaba rápidamente:
- No, no, claro.

Y funcionaba.

Aunque una vez le contesté que claro y resulta que me había preguntado que en qué parada me bajaba.
-¡Ah! En esta.
Por eso, viendo que nuestra conversación estaba a punto de terminar, dijo solemnemente, subiendo -a buenas horas- el tono de voz:

- Pues lo dicho; voy a contarle toda la verdad a mi sobrina.

Vaya por dios.
Así que la historia resulta que era interesante, qué rabia.
Podría haber aprovechado la única frase que conseguí oírle para contestar "dí que sí, tu sobrina no merece seguir viviendo una mentira" o algo así, a la altura de las circunstancias, pero no me atreví.

Opté por la respuesta b (si, si), le dije adiós, y salí del vagón.
El se quedó allí, con su historia.
Y con su olor.
De nuevo noté las miradas cargadas de odio del resto del vagón, pero esta vez sobre mi espalda.




miércoles, 21 de enero de 2009

amor de madre

RIIIIIN RIIIIIN RIIIIIIN
- ¿Si?
- Hola, Rocío.
- Hola, Madre.
- Oye, ¿quieres venirte hoy a comer?
- No, que tengo comida hecha.
- Pues que te den dos duros.
- Vale. Hala, un beso ¿eh?
- Adiós, adiós.

Porque una sabe leer entre lineas, que si no..

lunes, 19 de enero de 2009

nueva planta en casa


Me he encontrado una orquídea junto a un cubo de basura. Con tiesto transparente, y todo (porque en condiciones naturales crecen sobre las ramas de los árboles, así que agradecen que les de el sol incluso en las raíces).
Me ha dado tanta pena verla ahí tirada, desahuciada solo por no tener ya ni una flor de esas que hacen conocida a su especie, que he decidido adoptarla.
Estaba muy seca y con arañazos y cortes en las hojas, pero la he lavado un poquito, he podado el tallo floral pelado, y hale, aquí está.




Es muy bonita, ¿verdad?
¿A que no le hacen falta flores con esas hojas tan estupendas?
¿A que ya quisieran otras?

(Decid que sí, pobre, lo ha debido de pasar mal).

domingo, 18 de enero de 2009

la fiesta


Este sábado fui a una fiesta como dios manda, es decir, con SingStar.
Qué gran misterio el de este juego; nadie quiere cantar al principio y luego es casi imposible que te despeguen el micro de las manos.

Para empezar, hicimos dos equipos, chicos contra chicas. El mejor momento fue cuando escogimos una canción de Camela. Como éramos muchos, tocábamos a unos diez por micro, así que no quedaba más remedio que gritar si querías que se te oyese.
Veinte personas cantando a voces a Camela en un salón, madre mía.

Al final las chicas ganamos, y ellos se quejaron:
- Sí, habéis ganado, pero que sepáis que ninguno de nosotros conocía esa canción.
- Oye, que nosotras tampoco.
- ¿Pero entonces NADIE la había oído antes?
- Parece ser que no.

Así que alguien propuso escuchar la canción original, más que nada por curiosidad. Pero nos defraudó muchísimo.
(Entiéndase, todo lo que te pueden llegar a defraudar Camela).
- Vaya mierda, es mucho más bonito lo que he cantado yo.
- Y yo.
- Anda, y yo.

Pobres Camela, 20 melodías diferentes, y todas mejores que la suya.

¿Qué decía la canción? Pues no lo sé muy bien (¿algo de barcos?). Pero el vídeo era como una peli de vaqueros, y había un duelo, y a él se le atascaba la pistola en el último momento pero se la lanzaba a la cabeza al malo, y al rebotarle en la frente, se disparaba sola y ¡zas!, justo cortaba la soga de la que ella estaba colgada.
Como para olvidar eso.

______Ja-ja-ja. He encontrado EL VIDEO.______

Más tarde, cuando las vergüenzas ya estaban más ¿cómo decirlo?, más diluídas, empezamos a competir individualmente.
¿Y adivináis quién consiguió la puntuación máxima de la noche? (¿Para qué pregunto en plural, Eva?). Pues sí, fui yo.
Vale que no me fui a la canción más complicada o a la más melodiosa, pero oye, no me voy a quitar mérito: canté Mi Agüita Amarilla.



Al terminar (y mira que es larga), mi rival -completamente humillado, he de añadir- me dijo:
- ¿Pero te ha salido tan bien porque la tienes muy oída, o porque te ha salido así, del corazón?
- Me habré dejado llevar por la intensidad de la letra, supongo.
- Claro, así cualquiera.

Ais, estos hombres de hoy en día, qué mal perder tienen.


martes, 13 de enero de 2009

el ciclo del hombre



Watch more cool animation and creative cartoons at aniBoom

el resplandor


Estoy haciendo un curso en un barrio del sur de Madrid; es de esos barrios feos con bloques idénticos y bares donde te llaman Reina.
Entre la parada de tren y el centro hay un parque, y el viernes estaba lleno de nieve y de hielo.
Mientras lo cruzaba -intentando no partirme la cabeza de un patinazo- descubrí ahí solito a un niño meciéndose tranquilamente en un columpio.
Como me extrañó eso de que estuviese tan solo y además me daba igual un camino que otro, desvié mi trayectoria para pasar más cerca de él.
Entonces ví cómo un resplandor salía de su oreja izquierda.
Qué horror. Era un pendiente (supogo que de esos con forma de diamante), que reflejaba la nieve y brillaba.
- Ah, pues entonces no será un niño, será un adolescente muy bajito- pensé yo.
Y seguí caminando hacia él.
- Uy pobre, pero muy muy bajito.
Cuando me acerqué más, comprobé que de mini-adolescente, nada: no tendría más de ocho años.
- ¡Pero qué hace un niño tan pequeño con eso! En mi época, como mucho, nos poníamos los tatuajes de los Phoskitos; qué lástima, ahora seguro que se los hacen de verdad..- Cosas así, de abuela cualquiera, fueron las que pensé al pasar a su lado, mientras él se columpiaba feliz y despreocupado, despidiendo reflejos cegadores.


domingo, 11 de enero de 2009

plan de domingo


En un ratito me voy a ver a Micro-Valentina, con riesgo real de morir ahogada por mis propias babas, y después de tapas y cañas por ahí. Y es que cada vez me gusta más lo de salir de pingo de día, ¿será la edad?.
Y como me parece un plan estupendo para pasar este Día del Señor, y eso se junta con que además hace solete, y el zumo de naranja mañanero me ha sabido especialmente sabroso, voy a poner música bailonga, hombre.

Hoy toca Etta James.

Cuentan que antes de salir al escenario, alguien le dijo:
- ¡Etta, que se te olvida quitarte la chaqueta de tu abuela!
Y que ella contestó:
-¿Tú crees que alguien va a mirar la chaqueta con esto que llevo en la cabeza?


sábado, 10 de enero de 2009

pequeñas victorias

Esta mañana, haciendo cola en la frutería del mercado:
- Cof cof cof cof.
- ¡Uy qué tos tienes!- Me ha dicho el viejecillo que tenía a mi lado.
- Ya, es que estoy medio mala.- Le he contestado yo subiendo los hombros.
- No, yo te lo digo porque es lo más parecido a ópera que he oído últimamente, ¡hay que ver qué tos más musical!
- Ah, ¿si?. Pues muchas gracias...
- Nada, hija, gracias a tí.

Medio minuto después, la señora que tenía a mi lado, ha tosido también.
(Una tos seca, ronca, vulgar).
Después ha habido un silencio.
Yo he mirado al viejecillo y él me ha sonreído, negando rotundamente con la cabeza.

viernes, 9 de enero de 2009

nieve



Una de las ventajas (por verle alguna) de no tener curro, es que en mañanas tan bonitas como la de hoy, puedes coger la cámara e irte a pasear.
Yo nunca había visto el centro de Madrid con tanta nieve, me ha encantado.
Aunque siempre hay gente que pierde un poco los papeles, como este ancianete que me he encontrado por el Retiro..

martes, 6 de enero de 2009

mi regalo de reyes - 2ª parte


Esta vez, para vosotros:
Stormy weather, una de mis canciones favoritas, cantada por Ella Fitgerald, la voz más dulce que conozco.

¡Buen día de reyes!



(Pese a todo, esta canción me gusta mucho más cuando la canta Billie Holiday; supongo que será porque su letra depresiva pega más con esa voz tan peculiar suya).


mi regalo de reyes


Un libro sobre insectos y arácnidos. Eso es lo que los reyes me han traído, de mi parte. Osea, que me lo he comprado yo.
La otra tarde, según salí de la librería, quedé para tomar algo con Carmen Arq. Saqué el libro de la bolsa, emocionada, y se lo puse en las manos.
- Carmen, mira qué majos los reyes, ¿has visto lo que me van a regalar?
Ella lo miró. (En la portada salen dos hormigas enganchadas por la cabeza, luchando o dándose un beso, no sé). Después miró de reojo a nuestro alrededor a la vez que lo volvía a meter disimuladamente en la bolsa.
- Ro, esto mejor no se lo digas a la gente.
- Otra que necesita ver los documentales de Diosnuestroseñor Attemborough- pensé yo.

El caso es que ayer por la noche, lo envolví primorosamente (mentira cochina), y lo coloqué sobre mis zapatillas, al pie de la cama, y esta mañana, ¡oh sorpresa!, ahí estaba.
Es lo que tiene no vivir con la familia, que la mañana de reyes te la tienes que currar por tu cuenta.

El libro es guay, estoy aprendiendo un montón. Por ejemplo, ahora ya sé que el tipo de cucaracha que tantas alegrías nocturnas me da en la cocina, la típica marroncilla y alargada, se llama Blatella germanica: lo que más me ha chocado es que he leído que ambos sexos tienen alas bien desarrolladas y que pueden volar, aunque no suelen hacerlo.
Mi forma de mantenerlas fuera de mis dominios consiste en capturarlas y lanzarlas por la ventana al patio, y jamás en mis múltiples lanzamientos he visto que ninguna se haya puesto a planear, o a hacer círculos ni nada parecido. Se caen y ya está. En linea recta. En linea recta hacia abajo, vamos.
¿Caen y mueren? ¿caen y pierden el sentido un rato? ¿caen y vuelven a subir para repetir la experiencia?
Eso ya no lo sé.
Pero si tienen alas, ¿por qué no vuelan? ¿no lo creerán necesario? y en ese caso, ¿será porque pertenecen a una variedad de Blatellas más tontas de lo normal? ¿o acaso las tendré mal alimentadas?
¿Alguien me puede aclarar qué clase de Blatellas germanicas defectuosas tengo yo en mi casa?

Jo, me queda taaaanto por aprender...


lunes, 5 de enero de 2009

vicente


Si tengo algún día un perro, le quiero llamar Vicente.
Paco también me gusta, pero no tanto.
Claro que para que le pegue el nombre tiene que ser un chucho, nada de razas. ¿Un caniche que se llame Vicente? ¿O un chiguagua? No, no.
Además tiene que ser más bien mayor: es imposible tener un cachorro y llamarle así.

Así que, cuando viva con las condiciones adecuadas para tener un perro, me iré a una perrera o a una protectora de animales y buscaré uno que tenga cara de Vicente: así sabré que ese es el que me tengo que quedar.


domingo, 4 de enero de 2009

el café


Margarita conoció a Jacinto en unas jornadas sobre flores tropicales que celebraron en su ciudad.

Desde el primer día hubo conexión entre ellos. Al menos, visual. Durante las conferencias, a menudo cruzaban sus miradas para asentir o disentir en los mismos puntos, o simplemente para sonreírse. Al finalizar la charla del día, los dos, como quien no quiere la cosa, se quedaban los últimos y caminaban juntos durante el brevísimo recorrido que separaba la sala de conferencias de la puerta del recinto. Allí el camino se bifurcaba, y cada uno se iba hacia su coche.

Las jornadas duraron toda una semana, de lunes a viernes. El lunes, se dijeron los nombres. El martes, aprovechando los diez segundos de camino con ella, Jacinto se lanzó:

- Si quieres nos tomamos un día un café y hablamos tranquilamente.
- Vale, cuando quieras.
- Fenomenal. ¡Hasta mañana!

Al día siguiente, la conversación fue prácticamente la misma.
Y al siguiente, también.

El viernes, con motivo del final de las jornadas, se organizó un pequeño cóctel, así que, tras la conferencia, Margarita y Jacinto pudieron hablar por fin algo más que una frase.
Aunque tampoco avanzaron gran cosa, ya que el cóctel fue rapidísimo porque consistía básicamente en media copa de cava y una gamba por persona, y además su conversación era interrumpida constantemente por el resto de los asistentes a las conferencias.
Jacinto repitió lo del café, esta vez pidiéndole a Margarita su número de teléfono, y añadió que la llamaría el día tal, sin falta, para concretar la fecha.

Y así quedó la cosa.

Pero llegó el día tal y Margarita recibió llamadas a montones, incluso de amigos que casi daba por perdidos, pero ninguna de Jacinto.

Los días fueron pasando y Jacinto no volvío a dar señales de vida, así que Margarita quedó con Azucena, una de sus mejores amigas, para saber su opinión.
Azucena, además, era mucho más experta que ella en el tema de cafés con hombres semidesconocidos.
En realidad, en el tema de hombres en general:

- (..) y me dijo que me iba a llamar ese día y no lo hizo. Y después tampoco, porque ya ha pasado una semana.
- Ahá. ¿Y?
- Pues eso, que estoy preocupada.
- ¿Preocupada? Mira, te dijo que te iba a llamar y no lo ha hecho. Será que no le interesas. Punto. Peor para él.
- Pero es que él estaba muy emperrado en ese café. Yo creo que ha pasado algo.
- Si, que no te ha llamado.
- Que no, que no, que le ha pasado algo. Le han robado el móvil, o le han raptado, o ha tenido un accidente mortal, algo así.
- Ay dios.
- Pobre Jacinto. Con lo joven que era. Creo.
- No, hija, pobre tú.
Azucena, acercó su silla a la de Margarita y empezó a contarle un montón de historias como la suya, en la que el Jacinto de turno parecía morir de ganas por tomar un café y de sopetón desaparecía sin dejar huella.
Margarita agrandaba los ojos.
- Así que no está muerto, ¿no?
- Probablemente, no.
- Osea que esto es normal, ¿verdad?
- Bastante, si.
- Pero no puede ser; a lo mejor es por algo que dije.
- ¡Pero si casi no hablásteis!
- Ya, pero en poco tiempo puedes decir algo que haga que alguien se eche atrás, ¿no?
- Hombre, pues no sé..
- Que sí: imagina que un chico te dice "a ver si el café no cae en viernes, que tengo ensayo con la tuna" ¿Tú no saldrías pitando?
- Jaja..
- O "un cafecito rápido, que a las 5 tengo entrada para los toros."
- O "luego te invito a casa para que veas mi colección de figuras de Lladró."
- O "Te paso a buscar después de misa, y te presento a mi madre"

Y así pasaron la tarde, muertas de la risa, enumerando miles de cosas que a ellas les arruinarían la posibilidad de un primer café, hasta que Margarita se quedó callada un rato y luego dijo:

- ¿Tú crees que a lo mejor me ha pasado eso a mí? ¿A qué clase de persona podría espantar yo con una sola frase?
- Ostras, maja. Ni idea.
- Oye, pues visto así, menos mal que no me ha llamado.
- Menos mal, menos mal.


viernes, 2 de enero de 2009

vino con miguitas y pimienta


¡Esta foto me encanta!
La he visto miles de veces, porque ha estado durante años sobre el piano, y claro, hace siglos (cuando tocaba) me pasaba muchas horas mirando lo que tenía enfrente.
Ahora, además del piano, mis padres tienen escáner, y hay que sacarle partido.

Os presento:
De izquierda a derecha, mi prima Mónica, mi hermana Muriel, yo y mi prima Blanca.
Por si alguien se lía, los vestidos iguales aclaran bastante sobre los lazos familiares.

Mónica y Muriel, las mayores, ahora son madres.
El otro día, cuando mis primas fueron al hospital a ver a mi hermana y a la recién estrenada Valentina, Blanca y yo estuvimos hablando sobre eso:
-Por edad, tú eres la siguiente.
-Pues lo llevamos claro.
-Ya ves.
-Venga, que te cedo el puesto.
-Uy qué honor. Quita, quita.

No me acuerdo de quién era la boda donde nos hicieron la foto, solo recuerdo que guarreamos con las bebidas, que hicimos un cóctel a base de los restos de vino y refrescos que estaban por los alrededores, junto con miguitas de pan, sal y pimienta. Un clásico de las bodas, por otro lado.

Jo, qué majuelas éramos.

jueves, 1 de enero de 2009

los paseos navideños

Es muy agradable pasear por Madrid en navidad, sí señor.
Quitando la gente, que hay demasiada.
Digamos que sobran 9 de cada 10 personas.
Mmhh..
Mejor 99 de cada 100.
(En los dos casos soy yo la que no sobro, efectivamente)
Usando el sentido común -y siempre que no quieras morir aplastado-, debes evitar lugares como Sol, la Plaza Mayor, o alrededores de Cortilandia.
Si fuera de esos lugares consigues abrirte paso entre las multitudes y mirar hacia arriba en vez de hacia las pelucas fosforescentes que llevan, de nuevo, 99 de cada 100 personas, te encuentras con un panorama muy interesante:

Por ejemplo, una invasión de ovnis en Recoletos.


O circulitos que caen del cielo en el Paseo del Prado.


O ramas peladas en la Calle Alcalá.

O cortinas de luces en la Gran Vía.


Pero esto es solo hasta que vengan los Reyes.
Después, nos quedamos los mismos, ya sin pelucas pero igual de apretados, y sin el consuelo de poder mirar hacia arriba y sorprendernos con tanto despliegue.

ya está aquí


El día 30 de diciembre nació Valentina.
Así que ya soy Tía.
Con mayúscula, que es algo importante.

Uyuyuy, qué difícil es escribir sobre esto sin dejarse llevar y acabar poniendo cursiladas...
Solo diré -y juro que con total objetividad-, que probablemente es la bebé más guapa del mundo.
No descarto que, si próximamente en cualquier conversación me decís algo como "tía, qué tarde es", por ejemplo, se me salga alguna lagrimilla de la emoción.
Jo, es que soy Tía.
Y tengo una sobrina.
Se llama Valentina
Rima.

Qué responsabilidad.
Y es que algunas madres sufren la depresión post-parto, pero las tías primerizas como yo también pasan por una variedad increíble de sensaciones y sentimientos; deberían ponerle un nombre a todo eso.
Qué lástima, somos las grandes ignoradas (además de los padres), con lo importantes que somos.

En fin, nada más, que me emociono.
¡Mis enhorabuenas más sinceras a Juanma y a Muriel por una obra tan perfecta!



Foto: Valentina, con un día.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

feliz navidad

Aquí os dejo con una versión un tanto peculiar de mi canción navideña preferida.

¡A pasarlo bien!

domingo, 21 de diciembre de 2008

Dafnia y Gambusia


La dafnia (foto) es un pequeñísimo crustáceo que se suele utilizar como alimento para peces.

La gambusia es un pececillo pequeño y bastante poco llamativo usualmente utilizado para el control biológico de los mosquitos, porque le gusta comerse sus larvas (que son chulísimas, por cierto).

Ambas se utilizan para medir el grado de contaminación de las aguas. También tienen en común que las dos -al menos para mí- tienen un nombre precioso. Y si los juntas, más aún:

Dafnia y Gambusia.

A lo mejor, si tengo dos hijas, las llamo así.

Aunque lo de tener hijas (o hijos) por ahora lo veo un poco difícil, o, cuanto menos, lejano.

Estoy pensando que voy a llamar Dafnia y Gambusia a mis dos opiliones del techo del salón. Opilionas, desde hoy.

Qué buena idea.

El opilión (también conocido como "tu amiga la araña patilarga" según María, por una vez que la convencí para que no matase a uno que tenía en el techo de su habitación, pero que luego tuvo la malísima idea de pasearse por su cara mientras ella intentaba dormir) es el animal más fácil de dibujar del mundo: un punto gordo del que salen ocho rayas en distintas direcciones. Ya está. Es la simplicidad hecha bicho.

Hala, os dejo, voy a ver por qué parte del salón andan mis niñas.


domingo, 14 de diciembre de 2008

el frío y la energía


No me gusta mucho el invierno.

No me gusta ir con mil capas como el del dibujo de Forges, no me gusta que se me enfríe la nariz, no me gusta que se me hielen las manos al tender por la ventana y sobre todo, no me gusta que los días sean tan cortos.


El peor día del año para mí, sin ninguna duda, es en el que cambian la hora y perdemos una hora de luz.

Jamás he entendido a la gente que es feliz porque esa noche se duerme (o se sale de pingo) una hora más. ¿Contentos porque tienen una hora de más a cambio de tropecientas menos de sol los meses siguientes? Pues menudo negocio.


Año tras año (y ya van treinta, no es por nada) he ido comprobando cómo mi energía es proporcional al número de horas de sol a las que estoy expuesta.

Se me ocurren dos teorías al respecto:

1. De pequeña me injertaron genes de planta. De ahí me vendría la vocación jardinera, y explicaría también por qué después de unos días sin sol me pongo un poco tristona.

2. De pequeña me injertaron pequeñas placas solares en la cabeza. Sin sol, por lo tanto, no funciono bien.

No me convence ninguna de las dos, y tampoco sé por qué me empeño en que la respuesta está en que me han injertado algo de pequeña.


Cuando los días son más largos y hace más calorcete, me encanta dar paseos sola por Madrid y perderme. Eso con mi orientación lo tengo completamente garantizado. Pasear durante mucho tiempo y descubrir sitios agradables que voy apuntando mentalmente para volver otro día, aunque como a veces no sé cómo he llegado hasta allí, no vuelvo a encontrarlos más, es una pena.


En cambio en invierno, con el frío y esos días microscópicos, si una tarde no tengo nada que hacer, el paseo se convierte en algo prácticamente obligado, porque si me quedo en casa, aproximadamente a las 7 empiezan a venirme las ganas de cenar y a las 8 quiero irme a dormir. Y lo peor es que si lo hago me duermo al instante. Después, al día siguiente y tras cien horas de sueño, tengo remordimientos porque no he aprovechado esa tarde libre, con la de cosas que se pueden hacer.


Pero bueno, ya no queda nada para que los días empiecen a hacerse un poco más largos y entonces...

Ahí lo dejo, que no quiero sonar amenazante.


jueves, 11 de diciembre de 2008

frena


Supongo que habréis oído hablar de la "slow life", porque ahora está muy de moda.
Surgió a mediados de los 80, en principio como movimiento contrario a los restaurantes de comida rápida, pero ese concepto fue ampliándose y ahora implica toda una filosofía de vida.
Habla de la necesidad de llevar una vida más pausada, más centrada en disfrutar los momentos agradables: aprender a comer despacio disfrutando de los sabores, obligarte a reservar tiempo para hacer las cosas que te gustan, no llenar tu agenda con miles de actividades que al final solo consiguen estresarte..
En fin, reorganizar tu tiempo y hacer lo que tengas que hacer, pero básandote más en la calidad que en la cantidad.

Me parece interesante.
Simple, pero difícil de conseguir.

Ya lo decía J.B. Lenoir en esta preciosa canción (aunque con otra intención, me temo):

lunes, 8 de diciembre de 2008

breve crónica de una noche de sábado

La otra noche, mientras nos resguardábamos de la lluvia en un bar, surgió una discusión muy entretenida que nos tuvo liadas hasta las tantas.

Voy a intentar resumirla.

Todo empezó con un comentario de Alicia:

- Pues yo estoy super enganchada al programa de "Hombres y mujeres y viceversa".


- ¿Ese donde varias chicas quedan con un tío y gana la que se lo liga?

- Sí. O al revés.

- Yo lo ví un día: una chica se arrodilló delante del que le molaba y se puso a cantar. Fue horroroso, porque además cantaba como un perro, y al final hasta lloró de la emoción Yo lo pasé fatal viéndola.

- ¡Yo también lo ví! ¡Fue genial! Hacía tiempo que no me reía tanto.

- Pues a mí me ponen nerviosa esos programas, esa gente me da demasiada vergüenza ajena, me da pena.

- ¡Pero si ellos están tan contentos de estar ahí! Es como los que van a Gran Hermano. No te tienen que dar pena, te tienes que reír de ellos y ya está. Esa gente es feliz simplemente por salir en la tele.

- Pero si una persona sabe que está haciendo el ridículo y aún así no le importa, es que no está bien de la cabeza, y entonces es cruel reírse de ella.

- Ya, pero muchas veces sí que saben que lo están haciendo y no les importa.

- Entonces es que están peor aún. Ahí incluso es más cruel reírse.

- Yo creo que no; si a ellos les da igual, si están ahí voluntariamente, se arriesgan a que la gente se ría de ellos.

- Pues a mí me sigue pareciendo mal; en esos programas se aprovechan de gente que, claremente, tiene una deficiencia, y..

- (risas, abucheos, insultos)

- ... deficiencia pero no mental (o no solo mental), digo deficiencia pero porque no llegan a un mínimo de amor propio, de dignidad, de vergüenza. Deficiencia entendida como carencia de todo eso.

- Yo no creo que sea gente especial; de hecho, creo que esa gente representa bastante bien a la gente de la calle. Por eso tienen tanto éxito ese tipo de programas.

- ¿De verdad crees eso?

- Fijo. Gente así hay a porrones. Mucha más de la que te imaginas.

- Dios mío. Otra caña.

De ahí pasamos a hablar de los hijos de los famosos y de su también extraña percepción de la realidad; de cuando Rociíto fue modelo, de si Paquirrín en algún momento de su vida se ha planteado por qué se le acercan las chicas en vez de salir pitando, etc etc, y la cosa terminó intentando crear una definición común de la palabra deficiencia y brindando alegremente por Carmen Sevilla.



viernes, 5 de diciembre de 2008

the guerrilla gardening


¿Habéis oído hablar de ella?

Está formada por gente que, poniéndose en contacto por internet, busca rincones especialmente descuidados de su ciudad y, armada con palas y azadas, se reúne para transformarlos en pequeños jardines llenos de plantas.

Lo emocionante de las acciones de estos grupos es que lo hacen por la noche, cuando nadie les ve, lo que da a sus intervenciones un toque de vandalismo (jardinero) muy emocionante, al menos para mí.

Claro que de vandalismo no tiene nada; es más bien una forma muy creativa de denunciar la mala gestión de ciertos lugares públicos, y también -y sobre todo- de transformar a tu forma la ciudad para convertirla en un sitio más agradable

Estas "guerrillas" son ya muy conocidas en Nueva York y Londres, y en apenas 4 años se han ido extendiendo por el resto del mundo.

Ésta es la página oficial.

Y aquí puedes ponerte en contacto con quienes ya lo están haciendo por Madrid; por supuesto, está abierto a quien quiera apuntarse.

Y ahora, un vídeo para ver cómo actúan:




¿No es un buen plan para un sábado? ¿Eh? ¿Eh?




jueves, 27 de noviembre de 2008

Por qué le tengo manía a Neil Young


Hace miles de millones de años mi hermana y yo éramos grunges. Mis primas eran britpoperas. Nosotras hablábamos inglés con acento americano y ellas con acento británico.

Eddie Vedder era entonces el prototipo de belleza masculina, y cualquiera que se pareciese a él pasaba a ser inmediatamente objeto de admiración. (Aunque la realidad es que, como en la vida diaria había pocos chicos con el pelo largo, castaño y rizado, ojos verdes y pómulos marcados, el lado práctico venció y dentro de la categoría de “gustable” pasó a entrar básicamente cualquier chico con el pelo largo).

Por aquellos tiempos teníamos parabólica y podíamos ver la MTV, y recuerdo con particular emoción cuando vimos (y por supuesto, grabamos) el umplugged de Pearl Jam, donde Eddie Vedder se desgañitaba, más guapo que nunca, con una cazadora marrón que después se quitaba, y…
¿Cuántas veces pudimos ver esas imágenes? Me acuerdo de una canción en la que él iba a decir un “fuck” pero se echaba atrás en el último segundo y meneaba la cabeza con sus largos rizos y… ay.

Pasaron unos meses (los justos para idealizarle aún más, supongo) y nos enteramos de que Pearl Jam iban a tocar en la fiesta de los premios de la MTV.

Así que ahí estábamos mi hermana y yo el gran día, sin parpadear frente a la tele, con el mando del video preparado, esperando el momento de ver a nuestro hombre otra vez, cuando de repente apareció en la pantalla una especie de caricatura de Eddie Vedder con unos 40 kilos más, el pelo enmarañado y corto como un principe medieval (¡dios mío, ¿dónde estaban su rizos?!), y unos mofletes infladísimos (¡¿esos eran sus pómulos?!), y a su lado, gritando mucho para su edad, un anciano con tres pelos largos y patillas gigantes.

Ese enorme shock, esa transformación del que había sido nuestro ideal de hombre, unida ya indisolublemente a la imagen también impactante del venerable rocanrolero, hizo que

a) mi ideal de belleza masculina se fuese al garete, y
b) le cogiese una manía tremenda a Neil Young.

Pobre hombre, luego le he oído y tiene canciones bonitas, lo reconozco, pero no lo puedo evitar, es una asociación automática.

Así que no me repitáis más lo buen músico que es y lo prejuiciosa que soy yo.
No es un prejuicio, es un trauma, dejadme en paz.


little yellow spider

Últimamente me ha dado por oír a Devendra Banhart.
Esta canción me encanta por lo sencilla que es.

domingo, 23 de noviembre de 2008

las terapias espontáneas


Ayer en una fiestecilla, una chica nos contó muy compungida a los que estábamos por allí que hacía poco había oído claramente cómo dos chicos en una tienda, tras atenderla, se habían puesto a comentar lo fea que les parecía e incluso se rieron por lo bajo de ella, y que cuando se giró para que se diesen cuenta de que les había oído, no solo no pararon sino que se rieron más aún.

Cuando terminó de contarlo con cara de pena, todos los que estábamos a su alrededor nos unimos en una improvisada sesión de arriba la autoestima, bombardeándola con frases como no puede ser, eso es imposible, ¿fea tú?, menudos imbéciles, no, no, hablarían de otra, lo oíste mal, cómo te van a llamar fea a tí, etc..

Al cabo de un rato de terapia colectiva, la chica estaba mucho más animada, y dijo riéndose a modo de conclusión:

- ¡Además, tendríais que haberles visto a ellos!

Pero entonces un chico dijo:

- ¿Que pasa, que eran feos también?

Y tras un incómodo silencio, el grupo se disgregó rápidamente.


sábado, 15 de noviembre de 2008

two stupid dogs



¿La mejor serie de dibujos animados?
Para mí, si.
Aquí dejo UN CAPÍTULO

miércoles, 12 de noviembre de 2008

¡es la guerra!


Vosotros, queridos lectores*, ya sabéis que a veces, tras situaciones que mi cuerpo juzga como estresantes, mi delicado cutis se transforma en una especie de campo de batalla lleno de rojeces, ronchones y descamaciones varias.

Una vez fui al dermatólogo de la Seguridad Social. Tras una espera de más de tres meses y una consulta de menos de un minuto, su diagnóstico fue que tenía la piel clara y sensible, y los ojos claros.

- Hola. Mira, tengo la piel cada vez más delicada y todas las cremas me hacen reacción.
- Eso es porque tienes la piel clara y sensible. Y los ojos claros.
- Ah. Ya.
- Deberías echarte protección solar antes de salir de casa.
- Pero es que no puedo, todas las cremas me hacen reacción.
- Ya, pero eso es porque tienes la piel clara y sensible. Y los ojos claros.
- Ah. Ya.
- Deberías echarte pretección solar antes de salir de casa.
- ...

Y después me dio varias cajitas de medicamentos.

- ¡Mira qué suerte tienes, que me acaban de traer muestras gratis! Son complementos, ya verás qué bien te van a ir.

Las guardé sin mirar.
Ya en la calle, las saqué fuera.
Eran para la caspa.

Senti cómo me brotaban ronchones, de la ira.

Hoy he ido por primera vez a un médico naturópata-homeópata (¡gracias, Fer!), para ver si las terapias alternativas pueden hacer algo con este cutis de princesita delicada (o de mierda) que tengo.

Llamadme repelentilla, creída o lo que queráis, pero la verdad es que estoy acostumbrada a que la gente diga cosas bonitas de mis ojos. Yo después doy las gracias, o a veces, si me pongo nerviosa porque por lo que sea me da corte, respondo tonterías como "pues tengo dos" (no me preguntéis por qué, pero a veces lo he dicho).

El caso es que este hombre, tras examinarme un ojo detenidamente con una lupa, en vez de decir "ay que ver qué ojo más bonito" me ha soltado del tirón que tengo mal el oído, mucho estrés, gases acumulados, problemas de articulación en las rodillas, y una pierna un poco más larga que la otra.

Cosas todas ciertas, dicho sea de paso, excepto lo de los gases, que ni lo confirmo ni lo desmiento.

Después de todo lo que le ha sugerido solamente mi ojo derecho, le he contestado en un susurro, automáticamente:

- Gracias...

Cualquiera le dice a este " pues tengo dos".

Independientemente de eso, estoy contenta, el señor me ha gustado, y creo que va a funcionar.
Mañana empiezo el tratamiento.
¡Es la guerra!
Id despidiéndoos de mis rojeces.


*queridos lectores: los cuatro -exactamente, jaja- que me leéis.



miércoles, 5 de noviembre de 2008

magnetismo en el metro


Esta mañana, atravesando un largo pasillo en el metro, una chica bastante guapetona se ha puesto a andar más o menos a mi velocidad, por mi izquierda.

Yo no me habría dado cuenta de que era guapetona si no llega a ser por la mirada de poseso que le estaba lanzando un tío que se nos iba acercando en dirección contraria, por la derecha.

Allí estaba ella, tan contenta oyendo su música y sin enterarse de nada, y enfrente, aproximándose poco a poco, estaba él, con los ojos fuera de las órbitas, y con el cuello cada vez más fuera de la camisa; era como si la chica fuese un imán y él estuviese lleno de partículas de hierro, pero los pies no le dejasen desviar su trayectoria; yo creo que hasta el pelo se le inclinaba hacia donde estaba ella.

Y precisamente en el medio de este campo magnético estaba yo, hecha a la idea de mi papel secundario (o más bien inexistente) en esta historia.

Pero de repente el chico, en el momento de cruzarnos, cuando estaba a más o menos un metro de distancia de la chica, y por lo tanto a unos 50 centímetros de mí, ha hecho un MMMMÑÑUAKK tan fuerte, tan desagradable, y sobre todo tan cerca de mi oreja, que no he podido evitar girarme a su paso haciendo un BDDJJJJJ instintivo, que creo que ha dejado clara la sensación de asco que me ha provocado.

Entonces, él se ha girado también y, moviendo la mano como quien se espanta a una mosca del flequillo, me ha dicho con una sonrisa esplendorosa:

- ¡No, no, si no era a tí!

Y ahí me he quedado yo, parada, palpándome la oreja ultrajada, comprobando si me había succionado el tímpano y sin saber qué decir, dudando entre mandarle a la mierda o darle las gracias por no haberme dedicado ese beso a mí.




martes, 4 de noviembre de 2008

la reina y los socavones


Hace poco tuve una breve pero acalorada discusión con mi madre. Estábamos en nuestra comida familiar de los viernes, cuando mis padres empezaron a hablar sobre la reina y sus novoyaponeradjetivos declaraciones sobre los matrimonios homosexuales.

Cuando se pusieron a comentar entre ellos el tema, yo no hacía más que interrumpirles:

- ¿Qué decís que ha dicho?
- ¿Y eso por qué lo ha dicho?
- ¿Pero qué ha dicho exactamente?
- ¿Y eso cuándo lo ha dicho?
- ¿De verdad ha dicho eso?

Hasta que mi madre se hartó y dijo:

-Hija, debes de ser la única que no te has enterado, ¿pero es que no lees el periódico, no oyes la radio?

Y yo le dije:

- No. Últimamente, no.

Y es que tele no tengo, la radio no suelo escucharla, y el periódico, desde que no madrugo y no cojo el que me daban por las mañanas, no lo leo. Pero tengo internet, donde miro y/o recibo lo que me interesa, y como soy un ser mínimamente sociable, hablo con la gente, así que antes o después acabo enterándome de lo que pasa.
Sinceramente, yo no lo veo tan grave: me considero una persona bastante feliz, y a lo mejor parte del secreto está en vivir un poquito en la ignorancia, quién sabe, en seleccionar yo misma lo que quiero saber y lo que no, al menos por una temporada.

El caso es que me puse a argumentar mis razones, pero mi madre, después de escucharme -negando sin parar con la cabeza-, terminó la discusión:

- Estoy completamente en desacuerdo: ¿no te das cuenta de que así no se puede estar? Vives fuera de la realidad: tienes que estar informada, saber lo que pasa en el mundo. Imagina por ejemplo que, de repente, aparece un socavón frente a tu portal, y como tú no has oído la radio, ni visto la tele, ni leído un periódico, no lo sabes, y un día sales tan contenta de tu casa y patapúm, te caes de cabeza, te matas y ...

Y ahí acabó la discusión, ahogada por las risas de los tres.

Un socavón en Madrid.

Vamos, hombre.

Es genial, el humor de mi madre.






lunes, 27 de octubre de 2008

las manifestaciones mentales



Ni "LUEGO DIRÉIS, QUE SOMOS CINCO O SEIS", ni "CORRIDAS DE TOROS, PARA LAS VACAS" ni, ni siquiera, "NO TE LOS TOQUES, FRÍELOS" (para las manifestaciones contra el machismo).

Hay una frase mucho mejor, infinitamente más reivindicativa que todas esas, pero no por su significado, sino por su musicalidad, su ritmo.

Una frase claramente diseñada para ser gritada por multitudes.

Cada vez que la leo, no lo puedo evitar, me pongo a corearla -mentalmente- como si fuese la proclama de una manifestación.
Y las imágenes me vienen solas a la cabeza: me imagino en una concentración gigantesca, en mitad de la Gran Vía, rodeada de miles de personas; de repente se hace el silencio, la gente se mira expectante esperando oír una buena frase para repetir, y entonces yo me subo a una papelera (es un decir), pongo las manos en posición-altavoz, y grito a los cuatro vientos la frase más reivindicativa, sin serlo, que he visto nunca:

¡ESTA OPERACIÓN, NO TIENE COMISIÓN!

Qué frase.
Qué momento.
¡Algún día lo haré!



sábado, 18 de octubre de 2008

mi relación abierta


(...)
- ¿Cuánto tiempo llevas ya con Ricky?
- Uy, pues muchísimo, espera que haga cuentas: ¡catorce años!
- ¿Catorce años? ¡Es una burrada!
- Ya, pero la verdad es que lo llevamos muy bien.
- Sí, eso parece. Sigue siendo una relación bastante abierta, ¿no?
- Bastante, si.
- Más os vale, jajaja...
- Jajaja...

Esta conversación, con pequeñas variaciones, es una especie de ritual no pactado que se repite año tras año, cada vez que quedo con mi amiga Helena; la veo muy poquito, porque vive fuera, y estemos hablando de lo que estemos hablando, siempre reservamos un hueco para sacarla a la luz. Después nos reímos y hala, a otra cosa.

Ricky fue mi primer noviete. Estuvimos saliendo (o haciendo algo parecido) unos cuatro o cinco meses, y luego cada vez nos fuimos distanciando más, hasta que acabamos sin hablarnos. No tiene ningún sentido, pero es lo que pasó. Y fue una pena, porque como amigos teníamos una relación estupenda.

El caso es que nunca llegamos a cortar, por lo que, teóricamente, sigo con él. De ahí mis conversaciones cíclicas con Helena.

Este verano, estando de pingo con Nata por Lavapiés (¡qué noche!) me lo encontré, y hablamos un rato, pero no me atreví a decirle nada sobre los otros chicos con los que he estado.

¿Y si él me ha sido fiel todo este tiempo? ¿Y si le rompo el corazón?


martes, 14 de octubre de 2008

la comunión de emilio



Hay palabras a las que sé que jamás me acostumbraré.
Las dos que peor llevo son estas:

1. COMUNIÓN: Toda la vida he creído que esta palabra estaría mucho mejor con una N antes de la M. Conmunión. Cuando alguien dice comunión, no puedo evitar pensar: ¿dirá también conotación, o comutación, o comiseración? (Vale, a veces me cuesta darme cuenta de que soy yo la que se equivoca).
La Primera Conmunión. Reconocedme que suena infinito mejor. Mucho más contundente.

2. EMILIO: Léase todo lo anterior y aplíquese a este nombre. Es decir, que a mí me suena mucho mejor Enmilio. Sólo entiendo que alguien diga Emilio, si está constipado. Mi ex-ex-suegro se llamaba Emilio y yo le llamaba Enmileo, para mosqueo de mi ex-ex-churri.
(Que conste que lo de la E era ya por pura tontería, que por muy graciosas que me suenen las palabras como viceo, foleo, codicea, etc., no creo que suenen mejor así. Quede clara la diferencia).

Pero oye, que no soy la única; ayer por ejemplo, una compañera del curso dijo:
- Yo siempre he sido muy buena aludna.
Me encantó. Aludna. Cómo está el aludnado hoy en día.
Es genial.
¿Quién me dice a mí que a ella no solo le suena mejor así, sino que incluso se revuelve en su interior cuando nos oye a los demás la palabra alumno?

Mi madre hace poco me dijo:
-Un diabético tiene diabetes, pero ¿no sería más lógico que tuviese diabetis?
Y tiene toda la razón.

No es por justificarme, pero ya sabéis lo que dicen, de casta le viene al galgo...



miércoles, 8 de octubre de 2008

la habitación libre


Me da la impresión de haber presenciado una especie de documental sociológico: he puesto un anuncio en internet y en menos de 24 horas, 13 personas (ni 12 ni 14, que diría Nata) han venido a ver la habitación libre que ha quedado en mi casa, para alquilarla.
Me he oído repetir la misma historia, hacer las mismas preguntas, señalar los mismos radiadores, abrir las mismas ventanas, 13 veces seguidas.
Y eso es agotador.
La variedad, desde luego, la aportaban ellos.
Los chicos, en general, iban más rápido, más al grano, un par de preguntas y fuera, a otra cosa.
Las chicas preferían hablar más; no sólo me contestaban lo que les preguntaba, sino que me daban muchos más datos para crear conversación y tantear.
Ha venido un chico al que lo que más le ha gustado de la casa ha sido el espejo del baño. y más concretamente, él reflejado en el espejo del baño, porque durante un par de minutos ha estado colocándose las cejas frente a él, mientras yo hablaba. El resto de la casa lo ha mirado de pasada. Y luego me ha dicho que le interesaba muchísimo. (¿El qué?)
Otra chica me ha dicho, como poco veinte veces, que ella no era pija.
Otra me ha prometido muestras gratis de colonia, de por vida.
Y todos los extranjeros -que por cierto, eran mayoría- insistían en que no eran Erasmus (pobres, qué mala fama tienen).
La verdad es que era gente agradable.
Cuando se marchaban, yo me iba a mi cuadernito y apuntaba cosas prácticas como: Fulanita: "no fuma", "feliz sin tele", "se queda los muebles", o "ha convivido antes"; y luego ya observaciones más personales, por un lado para acordarme de ellos y por otro para poder descartar, tipo: "tiquismiquis", "un poco listilla", "parece mi madre", "pinta de mandona", "me interrumpe", cosas así. Aunque al final casi siempre añadía "parece maja" o "seguro que no es mala persona" en fin, algo bueno. Supongo que por los remordimientos que me crea tanto juicio negativo obligatorio.

¡Madre mía, qué difícil es esto!
Qué difícil y qué injusto.
Y también qué desagradable, tú ahí haciendo un casting como los de la tele, juzgando en cinco minutos a la gente por cosas tan absurdas y tan arbitrarias.

Pero bueno, es lo que hay.

Ya he descartado a seis.

Uf.



el círculo



Qué curioso lo de las fases por las que -más o menos- pasa todo el mundo con respecto a las parejas.

Porque yo estoy muy bien como estoy, pero según esto, madre mía lo que me espera...

jueves, 2 de octubre de 2008

la barriga de mi hermana



La barriga de mi hermana
ya es una cosa gigante:
donde no entraba un piojo,
hoy cabría un elefante.

Allí dentro, mi sobrina
tiene una vida pausada,
flota feliz, y se mece
en su casita acolchada

(aunque a veces hace giros,
voteretas y flexiones,
y mi hermana refunfuña,
y se agarra los riñones).

La barriga de mi hermana
tiene dentro un micromundo;
Valentina está en el centro,
creciendo cada segundo.